Cuando la homosexualidad y la heterosexualidad parecen ser los dos grandes paradigmas de relación amorosa posible, ¿qué pasa cuando la “a-sexualidad”, como dice la psicoanalista francesa Marie France Hirigoyen, se instala como un patrón más de convivencia entre las jóvenes parejas de hoy? ¿A qué responde ese aislamiento de cuerpos y esa preferencia por no tener sexo? ¿cómo se está transformando la idea de la intimidad en los tiempos que corren?
Chesil Beach (2007) del escritor inglés Ian McEwan es una historia de ficción pero al mismo tiempo reflejo de una nueva forma de intimidad. Florence y Edward deciden casarse prematuramente para liberarse del conservadurismo de sus padres. Sin embargo, en su noche de bodas, Florence sufre un “ataque de pánico” frente a la cercanía física de Edward y la posibilidad de una penetración. Con frustración le dice a Edward:
“debe de ser ya bastante evidente para ti que… que no tengo remedio, que soy un caso perdido para el sexo. No sólo soy una nulidad, sino que no parece que lo necesite como otras personas, como tú. Simplemente es algo que no forma parte de mi ser. No me gusta, no me gusta pensar en ello. No sé por qué es así, pero creo que no va a cambiar… Quizá debería psicoanalizarme. Quizá lo que necesito de verdad es matar a mi madre y casarme con mi padre”.
Si bien esta frase da para pensar mucho acerca de las relaciones de Florence con sus padres y su vivencia “fóbica” de la sexualidad adulta, es interesante lo que le propone a Edward: ser su roomate y mantenerse al margen de sus aventuras sexuales con otras mujeres. A pesar de ser descabellado parece ser un acuerdo que está empezando a ser usual entre jóvenes parejas que deciden vivir juntos.
“En realidad, nadie puede decirnos cómo debemos vivir. ¡Somos muy libres! Y la gente vive hoy de muchas maneras distintas, vive de acuerdo con sus propias normas y principios, sin tener que pedir permiso a nadie. Mamá conoce a dos homosexuales que viven juntos en un piso, como marido y mujer…Y nosotros también podemos establecer nuestras propias normas… quiero que seas libre y feliz. Nunca estaría celosa, siempre que supiera que me quieres. Yo te amaría y haría música, es todo lo que quiero hacer en la vida…”
Me pregunto, cuántas variaciones del amor existen más allá de las que conocemos?