En La distancia que nos separa, Renato Cisneros arranca su novela en el diván de su psicoanalista preguntándose acerca de su padre. Desconcertado por no haber podido conocerlo más cuando éste aún vivía se lanza a un viaje de investigación personal que termina con la escritura de este libro testimonial. Como ésta, hay una serie de novelas de no ficción (curiosa paradoja) publicadas en los últimos años por escritores jóvenes que están elaborando la relación con su padre. Y lo que generalmente prima en ellas es un vínculo distante y frío que a través de la escritura tratan de resarcir, de llenar, de colorear. Como si a través de las palabras pudieran recuperar un poco del tiempo perdido y gestar una nueva figura paterna que ahora sí los acompaña.
Me refiero a libros que vengo leyendo como Los juguetes de la guerra fría de Juan Manuel Robles, Los rendidos de Jose Carlos Agüero, Tiempo de vida de Marcos Giralt Torrente, Missing de Alberto Fuguet que si bien narra la desaparición de su tío Carlos Fuguet también nos confiesa parte de la historia con su padre y su abuelo paterno. Y obviamente La distancia que nos separa. Todos ellos aluden al mundo de las relaciones familiares y al complejo universo fantasmático que se teje entre un padre y un hijo. Con distancias necesarias y distancias que duelen. Con errores y aciertos. Con rencores y con ánimo de perdonar. Una de las grandes preguntas que dispara la necesidad de escribir en Renato Cisneros es el desconocimiento de su padre como un ser mundano más allá de su rol como padre autoritario y como militar que fue. ¿Cómo fue su niñez?¿cómo fueron sus padres con él? ¿quién fue su primer amor?¿por qué nunca se permitió demostrar su vulnerabilidad? ¿por qué su vocación militar? ¿por qué su ideología de vida tan férrea?
Es interesante que desde la literatura haya una tendencia por rescatar la figura del padre, asunto que durante años fue postergado en la literatura psicoanalítica. Me parece sugerente que haya un grupo de escritores de diferentes nacionalidades y de la misma generación que esté escribiendo sobre temáticas similares. Pienso que si bien todas estas novelas narran el dolor y el rencor por la ausencia de la figura paterna al mismo tiempo dejan demostrado que esta ausencia es la principal fuente de inspiración. La «pérdida» del padre es la herida que los llevó a escribir. Bonita imagen para guardarla y usarla en nuestra práctica clínica.